"La mejor herencia que se le puede dar a un niño para que pueda hacer su propio camino, es permitir que camine por sí mismo." Isadora Duncan

"Estoy convencido que uno de los tesoros que guardan los años es la dicha de ser abuelo"
Abel Pérez Rojas

"No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela." Albert Einstein

Forman parte de la orquesta

jueves, 15 de octubre de 2009

“Desechando lo desechable”


Es una interesante reflexión de este periodista con el que me siento identificada. No voy a decir jamás que cualquier tiempo pasado fue mejor, sería absurdo sabiendo de antemano que no es verdad. Era otra época con sus ventajas y desventajas, y la misma diferencia generacional de la que afortunadamente aún guardo memoria.
Hoy las cosas son de otra manera y a los mayores siempre nos ha costado ceder el testigo a las generaciones futuras y avanzar con ellos. Pero el tren sigue su marcha y no se va a detener porque yo no esté de acuerdo. Intento vivir de acuerdo con mis valores y adecuándome en lo posible a los signos de los tiempos en muchas cosas . Ya no guardo tanto, aunque todavía tengo el vicio de atesorar recuerdos...

"Desechando lo desechable (Para mayores de 40)
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco..
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor.
Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos! Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida! ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces. ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!!
Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica. ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros? Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII) No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor.. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'.
Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir.
Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?
¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron? En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto.
Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para pone r en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos.
Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!! Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.
Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva.
Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.

Me ha llegado un comentario que este artículo atribuído a Eduardo Galeano, periodista y escritor Uruguayo no es de el si no de Marciano Durán y se encuentra a disposición vuestra (junto a un par de centenares de crónicas más) sin más requisito para utilizarlas que no modificar su contenido.
Agradezco a Dpto de Prensa de "Crónicas marcianas y uruguayas" haberme sacado de este error y pido disculpas por ello.

16 comentarios:

  1. Hola Katy, me ha encantado este post. casi no noto que ya he pasado los 30 y los 40...
    La verdad sea dicha nunca me he dedicado a guardar, en este sentido soy austero o sea soy jóven (jejeje) Pero en otras si que me identifico plenamente, ahora estoy contigo no me gusta nada la frase de "otros tiempos fueron mejores"
    Un abrazo

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  2. Buen Post. Eduardo Galeano es un escritor especial. Cuenta las cosas de una manera que acaba siempre atrapándote porque suele decir verdades como puños.

    Un abrazo.

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  3. Qué bueno leerte de nuevo Katy, y con ganas que eso siempre es de agradecer.
    Yo tampoco creo que cualquier tiempo pasado fue mejor (bueno algunas cosas tal vez si), pero soy "guardona", tengo los primeros cuadernos de mis hijos, sus pulseritas de bebes, y me encanta guardar cosas de mi abuela, conservo su máquina de coser, un frutero y unos pendientes, no lo uso nunca, pero me gusta guardar cosas que me recuerden a las personas importantes para mi.
    Me encanta Galeano.
    Besinos y bienvenida.

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  4. Hola Katy!! Volviste!! Espero que hayas tenido un lindo viaje. me gustó el post, especialmente cuando no quiere comparar los objetos con los seres humanos, creo que pienso lo que no quiere decir.
    Me alegro de verte virtualmente!!
    Besosssss

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  5. Katy!!, no sabes cuantas veces he repasado esta tarde mentalmente mis caminatas por Roma, el viento que trae el Tevere, la magia de tanta "merce" del Porta Portese, precisamente ahí está la gente mayor de 30 que atesora, valora y cura esas rayitas que deja el tiempo y sus cambios en las "cosas" son las canas de la vida, el peine de la abuela..el reloj del nono, el sombrero que aún conserva la fragancia de alguna bella dama.
    un beso amiga!
    =)

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  6. Gracias Angel Luis y Fernando por vuestra aportación. Es un buen periodista y tiene gracia contando cosas serias.
    Un abrazo y buen Finde a los dos

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  7. Hola Fabia, yo digo que quien esté libre de culpa... Lo que pasa que el vicio de guardar es más cosa de féminas.
    Gracias por tu bienvenida.
    Un beso y feliz finde

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  8. Bella aportación la tuya sobre Roma y la dulzura con la expresas el arte de guardar recuerdos. Las cosas tienen el valor que les damos nosotros. Y nuestros tesoros solo son nuestros.
    Un beso

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  9. Katy, me encantò està entrada!!
    Pero, no sè. .. no estoy 100% de acuerdo, creo que aquellos objetos que nos facilitan la vida para darnos un mayor confort, pues bienvenidos sean !!.
    Ahora bien, lo criticable es "consumir por consumir"... no entiendo esa gente que cambia de modelo de auto todos los años, ò a menor escala la que se pasa cambiando el celular, o tantas otras pavadas como estas... creo que cuando la gente no es feliz "compra cosas", como que de alguna manera tienen que llenar sus vidas.
    Si uno tiene la posibilidad de tener todo lo que necesita, para què màs ???
    Te cuento que adoro a Eduardo Galeano.
    Slds, Silvana

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  10. Sivana estoy de acuerdo en que tanto consumismo obedece a una vida frustrada y para llenarla de alguna medida hay que consumir. Bien dices "Si uno tiene la posibilidad de tener todo lo que necesita, para què màs ???"
    Gracias y un beso.

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  11. Otro post increíble, jaja. Un capo el hombre! En casa es tal cual, guardamos todo y eso que sólo tengo 36 años, jajaja.

    Lastima que sea cierto el irónico parrafo final. ¿No?

    Besos

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  12. Eres una niña todavía Scarletphia, lo de guardar no es solo de mayores como bien dices. Pero el artículo es simpático y bueno
    Abrazos

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  13. Desde hace unos meses circula por Internet la crónica “Desechando lo desechable” y lo hace con el título "Me caí del mundo y no se como se entra" “Porque todavía no me compré un DVD”, “Para los de más de 40”, “Ahora todo se tira”, etc,etc con la firma del reconocido escritor compatriota Eduardo Galeano.



    Nuestro buscador a determinado que también ustedes incurrieron en el mismo error al adjudicarle a Galeano un texto que no es de él.




    La versión original (sin las modificaciones que sufrió en los últimos meses) corresponde al escritor uruguayo Marciano Durán y se encuentra en la página http://marcianoduran.com.uy a disposición vuestra (junto a un par de centenares de crónicas más) sin más requisito para utilizarlas que no modificar su contenido.



    En http://www.marcianoduran.com.uy/?p=176 (Desechando lo desechable) se puede leer la versión original



    En http://www.marcianoduran.com.uy/?p=278 (Otra aclaración sobre Galeano) se ofrecen algunas explicaciones respecto a esta confusión.



    En http://www.marcianoduran.com.uy/?p=335 (Galeano: “Mi trabajo más felicitado, más laureado, que circula por Internet no me pertenece”) incluye manifestaciones de Galeano explicando la situación.



    En defensa de Galeano primero y del texto después agradecemos las correcciones que puedan efectuar.





    Saluda atte





    Dpto de Prensa de "Crónicas marcianas y uruguayas"

    http://marcianoduran.com.uy

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  14. Pido disculpas por este error involuntario en el que incurrí sin mala fe alguna por mi parte. Creo recordar que el texto me llegó por via e-mail, me gustó y decidí compartirlo. Les agradezco que me lo hayan hecho saber porque es hacer justicia a ambos escritores.
    Rectifico sin mas. Un saludo

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  15. Cuanta razón en el texto, pero yo he aprendido a guardar en mi corazón lo bueno y lo que realmente importa y lo dono con agrado, pero manteniendo-lo en él, lo demás ya no lo guardo, porque no hay nada que guardar, tener lo necesario esta bien y para que más, valores, voluntad, justicia, honestidad, bondad y amor esta en cada uno de mis latidos, lo demás ...

    Gracias por editarlo, recibe un fuerte abrazo.

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  16. Esta bien guardar lo bueno para seguir camindo. El pasado yo lo veo así. Nostalgias fuera. Simpre me hago la pregunta: ¿Esto me sirve para algo? ¿O para alguién? ¿No? pues fuera también y desde luego he renovado bastantes cosas dentro de mi.
    Bss Montse

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Bienvenido. Gracias por tus palabras , las disfruto a tope y además aprendo.

“EL TIEMPO QUE PERDISTE POR TU ROSA HACE QUE TU ROSA SEA TAN IMPORTANTE”. Saint-Exupéry

“EL TIEMPO QUE PERDISTE POR TU ROSA HACE QUE TU ROSA SEA TAN IMPORTANTE”. Saint-Exupéry
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