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Una pareja de recién casados, se mudó a un barrio muy tranquilo. A la mañana siguiente, mientras tomaban café, a mujer reparó a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero.
-Que sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero .. ! Quizás necesite un jabón nuevo... comentó al marido
El marido miró y se quedó callado.
Y así, cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, mientras la vecina tendía sus ropas al sol y el viento.
Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas limpias, y dijo al marido:
-¡ Mira, la vecina aprendió a lavar la ropa !¿ Le enseñaría otra vecina ?
El marido le respondió:
-¡No, hoy me he levantado más temprano y limpie los cristales de nuestra ventana !
Moraleja
Y la vida es así.Todo depende de la limpieza de la ventana, a través de la cual observamos los hechos.
Antes de criticar, quizás sería conveniente comprobar si hemos limpiado el corazón para poder ver más claro. Entonces podremos ver con nitidez la limpieza del corazón de los demás ...
Sin duda hoy ..... lo veo todo mucho mejor que ayer gracias a mis cristales:-)
No deebemos guzgar a nadie por las apariencias
ResponderEliminarY que fácilmente lo hacemos. Se nos da bien poner etiquetas y no tenemos ni idea de lo que cada uno es.
EliminarUn abrazo. Me alegro de verte por aquí:-)
Me ha hecho gracia la historia, madame. Poco imaginaba yo el final. Pero sí, a veces no tenemos razón.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Todo depende del grado de intuición. Pero aún así a veces patinamos. No es positivo juzgar nunca pero menos a la ligera creo yo.
EliminarBisous
Qué verdad!!
ResponderEliminarY cuánto nos cuesta limpiar las ventanas!!!
Un abrazo.
La mota en el ojo ajeno y la viga en el propio, una actitud muy frecuente en las personas dadas al juicio de los demás.
ResponderEliminarUn beso.
que bueno Katy. no imaginé el final. tiene tanta sorpresa como un buen haiku. me ha encantado.
ResponderEliminarun saludo
Bonita historia; Katy. Menos mirarnos el ombligo y más ponernos en la posición del otro, que luego acabamos sucios y con la conciencia desastrada.
ResponderEliminarUn beso