Mahatma Gandhi
Siendo jovencita descubrí la importancia que tenía la palabra dicha, y la huellas que dejaba en nosotros.
Tenía una amiga que presumía constantemente se ser sincera y de decir “verdades como puños”. Aquello que me disgustaba enormemente porque me daba cuenta que esta forma de expresión llevaba una gran carga negativa y además eran “sus verdades” que para nada coincidían con las mía. Al final terminaba por generar rechazo, al no permitir ningún diálogo porque no escuchaba y la comunicación terminaba por romperse.
A veces actuamos movidos por las emociones y estados de ánimo. Este es otro gran enemigo de la comunicación que nos lleva a expresarnos de manera alterada. Si no razonamos y reflexionar soltamos o gritamos lo primero que se nos ocurre y suelen ser palabras hirientes, ofensivas o ininteligibles.
Aún respetando las dos premisa anteriores, respeto y razón, he constatado que no resulta fácil expresar con claridad y coherencia nuestros pensamientos. La palabra tiene diferente significado para quien la dice que para el receptor, porque van tamizadas por la experiencia y esto queda claramente reflejado en la posterior respuesta.
Cuantas veces nos cuesta decir lo que nuestro corazón anhela y expresarlo con claridad. Ocultamos nuestras verdaderas intenciones por miedo a ser rechazados, por evitar cualquier compromiso, por miedo al ridículo o simplemente por temor a equivocarnos.
He oído muchas veces decir que “En boca cerrada no entran moscas” Es verdad. A veces guardar silencio es un arma poderosa pero no expresar los sentimientos, los deseos enferman a la larga.
Cuando la insatisfacción personal subyace en el fondo de la personas, las palabras salen en forma de reproche velado porque no se quiere admitir y no se habla con claridad y se utilizan palabras confusas para no revelar lo que en realidad ocultan. Entonces la comunicación es profundamente frustrante.
Las palabras no se las lleva viento cuando son pronunciadas por personas que nos importan. Aunque no quieras escucharlas y trates de justificarlas, perdonarlas y hasta olvidarlas descubres un buen día que se quedan haciéndote compañía para toda la vida, porque como dardos envenenados te ha herido en lo más profundo del alma.
En lo que decimos se refleja lo que somos y nuestra coherencia, porque si realmente decimos lo que pensamos y obramos en consecuencia, nuestra palabra adquiere un sentido, un valor. De la otra forma se queda en palabrería hueca que nada reporta salvo el rechazo de los demás.
Nuestro entorno sería totalmente diferente si en vez de soltar lo primero que se nos ocurre, pensáramos en el estado de ánimo del otro, y no solo en quedarnos a gusto. Nuestras relaciones con los demás mejorarían mucho.
Controlar lo que se dice, muestra a una persona dueña de sus ideas y lo será también de sus palabras que adquieren credibilidad, porque mantener la palabra dicha con respeto demuestra nuestro grado de madurez.
De donde se deduce que las palabras mandan en la comunicación.
Para mi lo más importante es el “Como se dicen las cosas” Porque según se digan así son recibidas y facilitan el diálogo o cierran todas las puertas para un posterior entendiemiento. Decir las lo que sentimos o pensamos de forma reflexiva y relajada, suaviza tensiones y sientan las bases necesarias para que se de un encuentro real y enriquecedor para ambos interlocutores.
Pensemos antes de hablar
Katy
Es más difícil usar la palabra exacta que elegir la tesala adecuada para el mosaico que construimos.
ResponderEliminarTienes razón, en el cómo decimos está mucho del mensaje. beso
ResponderEliminarHola Katy:
ResponderEliminarMe motiva especialmente este tema. Compruebo en cada momento la falta de empatía que tiene mucha gente. Les importa un bledo todo lo que le rodea. Se consideran poseedores de la verdad absoluta, son socios del club "verdades como puños". Ja. Necesitamos algo más que aprender matemáticas en el colegio. Necesitamos aprendeder a comunicarnos... a ser personas.
Un abrazo.
Quizas no se trata tanto de la palabra exacta a menos que necesites aclarar algo entonces es dificíl, como de intentar a escuchar al otro y reconocerle como interlocutor. Ser empáticos
ResponderEliminarUn beso
Eso es Tere, podemos ser agresivos o pasivos, lo difícil es ser empaticos. No decir nada es un error, agredir verbalmente otro lo es más. El ideal sería decir lo que pensamos sin herir a nadie al exponer nuetros puntos de vista.
ResponderEliminarUn beso y feliz semana
Es muy difícil compartir y comunicarse con personas que "Tienen la verdad absoluta" menuda cerrazón. Aún si así fuera no estaría demás que escuchasen al otro que seguro tiene si no una verdad mayor al menos enriquecería la suya.
ResponderEliminarPero tienes razón Javier, nos queda mucho camino para dialogar como personas.
Un abrazo y buena semana
Hola Katy: Apuntas bien la cuestión: lo importante es cómo se dicen las cosas. Las personas que cuando te quieren decir algo espetan: "yo siempre voy con la verdad por delante (la suya claro)", no encajan en mi forma de ser. Tienes toda la razón en lo que apuntas.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Rafa es como si quisieran impoenr la suya y no se molestan ni escuchar la tuya. Dan por hecho que ellos están en posesión de la verda, con lo cual se acabó el diálogo.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay que tener cuidado en lo que se dice, y en como se dice.
ResponderEliminarHay palabras que son como puñales
y otras en cambio son caricias para el alma,
Saber escuchar con empatía y saber callar antes
de herir.
Un abrazo.
Lo que dice puede ser muy hiriente y no vale decor que se me escapó. Y el como es terrible porque tambien uede llegar a se ofensivo. Si no tenemos nada bieno que decir, ejor callarnos.
ResponderEliminarUn beso
Una palabra en el momento justo hace mucho. Muchas veces hablar de manera "sincera" y decir lo que uno siente hace mucho daño y hay que saber pensar lo que se va a decir sin herir a las personas. Un fuerte abrazo Katy.
ResponderEliminarComo dices nos podemos comunicar con gestos pero lo hacemos más con la palabra. Y a veces se hace daño sin querer, y es siempre por falta de reflexión o de sensibilidad. Podemos compartir nuestro pensamientos pero sin necesidad de herir al otro.
ResponderEliminarBesos