Sonría por favor

Suelo reflexionar bastante sobre el tema. Sobre todo cuando por las mañanas cuando me encuentro con gente en el ascensor o por los pasillos con cara de pocos amigos. No solo que no sonríen, ni tan siquiera te devuelven el saludo.
Si observamos a las personas en los transportes públicos, en las tiendas guardando la vez, se me presentan cansadas, tristes o sencillamente aburridas, como si les faltara algo.
He llegado a una conclusión, resulta mucho más fácil reír, soltar una sonora carcajada que sonreír. La risa suele reflejar nuestro estado de ánimo en un momento dado. Aflora en determinadas situaciones, cuando compartimos nuestra alegría con los amigos, cuando tenemos algo que celebrar o simplemente con un chiste que nos hace gracia.
También las vacaciones, el verano, las fiestas navideñas nos predisponen a relacionarnos con los demás y tener mejor humor, por el clima de de felicidad que se crea a nuestro alrededor.
Hemos oído que decir que sonreír no cuesta dinero, pero a mi modo de ver cuesta mucho más. La sonrisa es una actitud, reflejo de algo mucho más profundo. Nos exige a veces un esfuerzo porque no suele ser compañera de nuestro ir y venir cotidiano.
¿Cual es nuestra actitud habitual, el día a día en el trabajo, con los vecinos, la familia, conocidos en general ¿Sabemos sonreír?
Si hemos de ser sinceros algo cuesta, pero todo es proponérselo. Es tan fácil esbozar una sonrisa franca y sincera. Solo hay que pensar que con ella puedes alegrar el día a cualquiera.
Fijémonos en los niños tienen la risa y la sonrisa a flor de piel. Sus miradas abiertas al mundo y a la vida arrancan la sonrisa a cualquiera.
Sonríe, sonríe, sonríe siempre. Para dar los buenos días, cuando te pregunten algo, para dar las gracias, para disculparte y hasta cuando alguien te empuja, comprobarás con sorpresa que si no todos la mayoría te devuelve la sonrisa.
Cultivar nuestro buen humor debería ser una de nuestras prioridades
Aquí van unas hermosas frases que una cooperativa de artes gráficas grabó en mármol. Estas tal vez nos animen a esbozar nuestra mejor sonrisa.

LA SONRISA

• No cuesta nada, pero vale mucho
• Enriquece a aquellos que la reciben sin a aquellos que la dan
• Surge cual relámpago, pero su recuerdo a veces dura toda la vida
• No hay nadie tan rico que no a necesite, ni nadie tan pobre que no la pueda dar
• Produce felicidad en el hogar, crea el bien en los negocios, y es contraseña entre los amigos
• Es reposo para el cansado, luz para el desilusionado, sol para el triste y antídoto para los problemas
• No se puede comprar ni pedirla, cogerla prestada o robarla, porque es una cosa que no vale nada a nadie hasta que la regala (o recibe regalada)
• Si con la prisa del trabajo a uno de nuestros empleados se le olvida darle a usted una sonrisa, ¿Tendrá la bondad de dejarnos una de las suyas?
• Porque nadie necesita tanto de una sonrisa como aquél a quien no le queda ninguna para dar