"La mejor herencia que se le puede dar a un niño para que pueda hacer su propio camino, es permitir que camine por sí mismo." Isadora Duncan

"Estoy convencido que uno de los tesoros que guardan los años es la dicha de ser abuelo"
Abel Pérez Rojas

"No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela." Albert Einstein

Forman parte de la orquesta

martes, 12 de mayo de 2009

Diferencia generacional


Hoy a me dio por pensar un poco en nuestras relaciones familiares tan diferentes unas de otras por la diversidad en la que nos hemos convertido…
He llegado a una conclusión por hoy válida para mí y es que si difícil fue ser padres, mi experiencia me demuestra que la preocupación ha aumentado conforme han ido creciendo los hijos, y ahora que somos abuelos a veces nos desborda del todo.
Los problemas crecen porque nunca mejor dicho (aludiendo al blog) son muchos los palillos a tocar. (O al menos crecen en mi cabeza, nunca se sabe...)
Te encuentras que tus padres o al menos que uno vive todavía y reclama sus derechos porque al ser tan mayor en su cabeza ya no están tus problemas sino solo los suyos, y dependen de tu estabilidad emocional y física.
Por otro lado están tus hijos, cada cual con sus preocupaciones y obligaciones diarias familia y trabajo, que no pueden perder ni un segundo de su tiempo para preguntarse si a sus padres les preocupa o les duele algo. Es normal que sus padres estén bien y tenerles con solo alargar la mano. Solo pido que no nos pase nada porque menuda se les viene encima con todo lo que tienen ya.
En medio de todo este barullo tratamos de facilitarles la vida a todos de la manera única que sabemos, cediendo parte de nuestro tiempo y desempeñando muchos papeles sin que nos lo pidan. Hoy toca esto, otro día esto otro, a ver que les llevamos, cuando vienen, que necesitan, en qué podemos ser útiles y así vamos llenando los huecos de nuestra agenda tratando de quitarles algo de trabajo.
Cierto es que a veces tenemos la tendencia de olvidarnos de que las cosas ya no dependen solo de nosotros y queremos abarcar más de lo que podemos, pero el solo hecho de tener que pronunciar la palabra “NO PUEDO” nos duele más que nada. Y no digamos ya cuando como respuesta escuchamos: “No os preocupéis ya nos organizaremos, es cosa nuestra”, entonces se nos cae el cielo encima de impotencia pensando que les hemos fallado...
Reconozco que nuestro cariño y el deseo de ayudar pueden resultarles a veces algo agobiantes. Tanto celo nos lleva a olvidar a menudo que los tiempos cambian y las soluciones a sus problemas tienen otras múltiples alternativas a las nuestras, porque su forma de ver y estar en el mundo es diferente.
Quizás esa diferencia generacional hace saltar las alarmas sobre algo que no nos gusta demasiado admitir, y es que nos vamos haciendo mayores. Nuestros hijos se han hecho adultos responsables aunque sin querer los sigamos viendo como pequeños y tal vez nos ha llegado la hora de asumirlo sin más, o acabaremos mirándonos el ombligo.
Por encima de estas cuestiones filosóficas y trascendentales están los nietos que ajenos a todo ese trasiego familiar y generacional con su inocencia nos dedican la mejor de sus sonrisas. Esos abrazos cálidos de sus manitas nos hacen sentir que aún somos importantes y hasta necesarios si cabe. Los pequeños no entienden de arrugas, ni edades, nos animan, nos hacen sentirnos más jóvenes y deseosos de disfrutar de ellos el máximo tiempo posible.
En ellos bulle la vida que sigue su curso en medio de todas las mareas y ajetreos, y solo tienen que crecer. Así ha sido, es, y será.
Y por nuestra parte no nos queda otra que dar gracias a la vida por lo que nos ha dado, pedir que duremos algún tiempo más en las mejores condiciones posibles para dar lo mejor que queda de nosotros y aplicar la norma positiva de sonreír, sonreír y sonreír, aunque no siempre tengamos ganas…

3 comentarios:

  1. Muy bonito, la sonrisa es algo muy importante, besos, Angelona

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  2. Ainsss ainsss el eterno problema generacional, pero quiza más el eterno problema de los padres que queremos abarcarlo todo, pensando que aun somos imprescindibles en la vida de nuestros hijos. Eso sí, lo damos todo sin pedir nada a cambio, quizá una sonrisa o un ver a nuestros hij@s uno poco más relajados o no tan agobiados por el trabajo y los problemas. Efectivamente damos una de las cosa más valiosas nuestro cariño, nuestros pensamientos y sobre todo nuestro tiempo, tiempo que no se puede estirar más de lo que lo estiramos. Nuestros brazos ya no pueden crecer más de lo que los estiramos, pero seguimos intentándolo.
    Si que es verdad un abrazo incondicional, una sonrisa, un te quiero, sin ningún interes solo por el hecho de que nos quieren, un ¡qué guapa estas abuela, o abuelo o Katy! es sufieciente premio para nuestros esfuerzos y una inyección de energía para seguir adelante.

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  3. Esa receta la tenemos casi todos los abuelos, ocurre que alguna vez debajo de esa sonrisa gotea alguna lágrima que por fortuna no se ve, me he identificado completamente ¿por que será?

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Bienvenido. Gracias por tus palabras , las disfruto a tope y además aprendo.

“EL TIEMPO QUE PERDISTE POR TU ROSA HACE QUE TU ROSA SEA TAN IMPORTANTE”. Saint-Exupéry

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