Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían: su familia, sus amigos y sus maestros. Pero tenía una debilidad.
- ¿Cuál?
Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. Cuando estaba en el colegio, soñaba con estar jugando fuera. Cuando estaba jugando soñaba con las vacaciones de verano.
Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana.
Una mañana, Pedro estaba caminando por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a descansar en un trecho de hierba y al final se quedó dormido.
Tras unos minutos de sueño profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda. Al abrir los ojos, se sorprendió de ver una mujer de pie a su lado.
Debía de tener unos cien años y sus cabellos blancos como la nieve caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana.
En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo de oro.
La anciana le dijo:
-“Pedro, este es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos”.
“Y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en cuestión de días”.
Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento. -
-“¿Podría quedarme la pelota?”, preguntó.
La anciana se la entregó.
Al día siguiente, en clase, Pedro se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podía traer consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado.
De pronto, ya era un adolescente y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años pasaron en un sólo instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto.
Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero el seguía sin poder vivir el momento. De modo que una vez más, tiró del hilo mágico y esperó a que se produjeran cambios.
Pedro comprobó que ahora tenía 90 años. Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja también, había muerto unos años atrás.
Sus hijos se habían hecho mayores y habían iniciado sus propias vidas lejos de casa.Por primera vez en su vida, Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida.
Había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino.
Pedro se puso muy triste y decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su espíritu.
Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente.
Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba.Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana que muchos años atrás le había regalado el hilo mágico.
“-¿Has disfrutado de mi regalo?”, preguntó ella Pedro no vaciló al responder:
-“Al principio fue divertido pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin que me enterase, sin poder disfrutarla.
Claro que habría habido momentos tristes y momentos estupendos, pero no he tenido oportunidad de experimentar ninguno de los dos.
Me siento vacío por dentro. Me he perdido el don de la vida.
-“Eres un desagradecido, pero igualmente te concederé un último deseo”, dijo la anciana. Pedro pensó unos instantes y luego respondió:
-“Quisiera volver a ser un niño y vivir otra vez la vida”. Dicho esto se quedó otra vez dormido.
“Pedro volvió a oír una voz que le llamaba y abrió los ojos. ¿Quien podrá ser ahora?, se preguntó. Cual no sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había concedido el deseo de volver a su niñez.
Ni que decir tiene que Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tal a como había esperado. Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezar a vivir en el ahora.
Fragmento tomado de “El monje que vendió su Ferrari” Robin S. Sharma
(Me llegó en un e-mail presentado por: Cipriano Arriaga Aguilar)
Por desgracia, la historia de Pedro y el hilo mágico no es más que eso, un cuento. En el mundo real nunca tenemos una segunda oportunidad de vivir la vida con plenitud. Hoy es tu oportunidad de despertar a ese regalo que es la vida... antes de que sea tarde. El tiempo se escurre entre los dedos como los granos de arena.
Que este nuevo día sea el inicio de tu vida, el día en que tomas la decisión de concentrarte en lo más importante para ti. Toma la decisión de invertir más tiempo con quienes dan sentido a tu vida. Deléitate en el poder de esos momentos especiales. Haz las cosas que siempre has querido hacer.
Deja de posponer tu felicidad a expensas de la realización. ¿Por qué no disfrutar del proceso? Empieza a atender a tu alma.
¡¡¡VIVE EL PRESENTE!!!
"Nadie se baña en el mismo río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña. "
Heraclito de Efeso 540 - 475 a.C
Una lección que todos aprendemos cuando ya es demasiado tarde para rectificar.
ResponderEliminarBesos.
Llevas razón todos queremos vivir s¡de prisa cuando somos jóvenes y ahora nos encantaría que el tiempo se detuviera.
EliminarBss
Hermoso lo que nos regalas.
ResponderEliminarCuantos Pedros hay por el mundo.
En una continua disconformidad con su entorno,hacen mucho daño.
Gratisimo leerte
Cariños
Creo Abu que alguna vez todos fuimos Pedro, lo importante es aprender a tiempo para poder rectificar sin que sea demasiado tarde para hacerlo.
EliminarBss y buena semana
Fantástico Katy, aunque yo creo que siempre tenemos otra oportunidad aunque hayamos perdido. Besos
ResponderEliminarUna vez leí que la oportunidad era un pájaro que no posaba nunca ( Claude McDonald ) Ni nadie puede bañarse en el mismo agua. Por experiencia te digo que alguna vez tienes una oportunidad hay que aprovecharla aunque tal vez tengas otra, pero será diferente.
EliminarBss
Estoy con Fernando, aunque no diría la palabra... "siempre".
ResponderEliminarUn abrazo.
A ti te digo otra frase contrastada por mi experiencia como la anterior. Sois dos tios con suerte si habéis tenido una segunda oportunidad. Yo no, estoy hablando de oportunidades vitales.
Eliminar"La a vida fluye como los rios, y nadie puede bañarse dos veces en la misma agua."
(Rabindranath Tagoré
La vida se nos va entre los dedos, pasa demasiado deprisa y apenas nos damos cuenta de ello. Cuan cierto es que día que pasa no vuelve. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarYa sabes aquello de "Que pronto se me hizo tarde". El tiempo vuelo pero aún así tenemos que disfrutarlo despacio. No por correr llegamos antes ni después.
EliminarUn abrazo y buen finde