Hace unos días una de mis hijas me trajo un recorte de periódico y me dijo : "Te va a gustar mucho". Y ha sido así tanto que he decidido compartirlo por lo tierno. El autor es Paulino Castells. Psiquiatra y escritor
y se publicó en el periódico PADRES que les reparten en el colegio.
¡Nos hacen abuelos!
Es bien cierto: nos hacen abuelos. Es un auténtico regalo que alguien nos hace. Nosotros voluntariamente “nos hacemos padres” cuando nos ponemos a procrear hijos, pero “nos hacen abuelos” cuando nuestros hijos deciden darnos nietos.
En la primera situación, la paternidad, empleamos el verbo de tiempo activo, mientras que en la segunda situación, cuando nos hacen abuelos, empleamos indefectiblemente la voz pasiva. Al fin y al cabo, es un espléndido regalo que nos hacen los hijos entregándonos unos preciosos nietos.
Además, nos lo ponen en bandeja porque estamos en el lugar más propicio para envejecer, en el país por excelencia de las personas mayores y muy mayores. ¿Sabe que España ocupa el cuarto lugar en el escalafón de países más envejecidos del mundo? (Encabeza la lista Japón –con uno de cada cinco habitantes mayor de 65 años–, seguido de Italia y Alemania). Datos recientes de Naciones Unidas sitúan a nuestro país como el segundo más envejecido del planeta en 2050, con un 33 por ciento de la población mayor (Japón, con un 38 por ciento, ocuparía el primer lugar).
En el interesante libro Convivir de mi amigo y colega Luis Rojas Marcos, se pueden leer estos comentarios: “Los lazos entrañables de amor ente abuelos y nietos han constituido, desde siempre, uno de los aspectos más gratificantes y entrañables del hogar familiar. Con los años, la experiencia de ser abuelos se convierte para muchos en un anhelo, una prioridad. La verdad es que cada día más abuelos asumen la responsabilidad de cuidar de sus nietos. Unos ejercen regularmente de canguros; otros se responsabilizan de su custodia a tiempo completo, pues los padres están ausentes o incapacitados por serias dolencias físicas o mentales”.
Los nuevos abuelos se enfrentan a dos retos. El primero es personal, pues deben asimilar, adaptarse y expresar su nueva identidad de abuelo o abuela. El segundo desafío es aprender a negociar con éxito las nuevas expectativas personales, familiares y sociales concernientes a su trato con los nietos. Así pues, el quid está en encontrar el equilibrio entre sus necesidades y deseos como abuelos y el conjunto de las relaciones con sus hijos, las circunstancias del entorno y las tendencias sociales del momento.
Revalorizados estamos los abuelos desde que un presidente del país más poderoso del mundo, Barack Obama, se trajo a la suegra a convivir en familia en la Casa Blanca. Y sobre esto escribía la periodista María Leach en un magnífico reportaje Abuelos y nietos, Sociedad Limitada publicado en el suplemento ES (núm.100, agosto 2009) de La Vanguardia: “De ahí también que el primer presidente afroamericano anunciara que la madre de su esposa (Marian Robinson) se mudaría con ellos a la Casa Blanca, remarcando el importante papel de esta primera abuela no sólo en la crianza de sus niñas (Sasha y Malia, de 7 y 10 años), sino también en su bienestar psicológico, aportándoles una más que necesaria sensación de estabilidad”.
Esta actitud de Obama, ha originado en los Estados Unidos un movimiento de reconocimiento en torno al grandma power (poder de abuela) de Marian Robinson y, en general, de todos los abuelos del país. Pienso que como todo lo que pasa en Estados Unidos tarde o temprano llega a España, también nosotros recibiremos algún día este espaldarazo “político” y reconocimiento “oficial” a nuestro importante papel en la familia. Y esto acontecerá seguramente cuando nuestros presidentes de Gobierno –personas sensibles, siguiendo el ejemplo estadounidense– se lleven a la Moncloa a sus respectivos abuelos.
Decía la genial antropóloga estadounidense Margaret Mead: “Los mejores amigos que he tenido en mi vida fueron personas que también crecieron cerca de un abuelo o una abuela a quien querían”. Con ello venía a decirnos esta fértil autora, que disfrutó de un abuelo o una abuela, o de ambos a la vez, y que lo pasó tan bien que, luego, escudriñando a su círculo de amistades llegó a la conclusión de que éste se había construido a base de personas que tenían el mismo común denominador que ella: también crecieron cerca de un abuelo o una abuela a quien querían.
Con ello venía a decirnos esta fértil autora, que disfrutó de un abuelo o abuela , o de ambos a la vez, y lo pasó tan bien que, luego, escudriñando en su círculo de amistades llegó a la conclusión de que éste se había construido a base de personas que tenían el mismo común denominador que ella: también crecieron cerca de un abuelo de una abuela a quien querían.
(Margaret Mead (16 de diciembre de 1901 - 15 de noviembre de 1978) fue una antropóloga cultural estadounidense)
y se publicó en el periódico PADRES que les reparten en el colegio.
¡Nos hacen abuelos!
Es bien cierto: nos hacen abuelos. Es un auténtico regalo que alguien nos hace. Nosotros voluntariamente “nos hacemos padres” cuando nos ponemos a procrear hijos, pero “nos hacen abuelos” cuando nuestros hijos deciden darnos nietos.
En la primera situación, la paternidad, empleamos el verbo de tiempo activo, mientras que en la segunda situación, cuando nos hacen abuelos, empleamos indefectiblemente la voz pasiva. Al fin y al cabo, es un espléndido regalo que nos hacen los hijos entregándonos unos preciosos nietos.
Además, nos lo ponen en bandeja porque estamos en el lugar más propicio para envejecer, en el país por excelencia de las personas mayores y muy mayores. ¿Sabe que España ocupa el cuarto lugar en el escalafón de países más envejecidos del mundo? (Encabeza la lista Japón –con uno de cada cinco habitantes mayor de 65 años–, seguido de Italia y Alemania). Datos recientes de Naciones Unidas sitúan a nuestro país como el segundo más envejecido del planeta en 2050, con un 33 por ciento de la población mayor (Japón, con un 38 por ciento, ocuparía el primer lugar).
En el interesante libro Convivir de mi amigo y colega Luis Rojas Marcos, se pueden leer estos comentarios: “Los lazos entrañables de amor ente abuelos y nietos han constituido, desde siempre, uno de los aspectos más gratificantes y entrañables del hogar familiar. Con los años, la experiencia de ser abuelos se convierte para muchos en un anhelo, una prioridad. La verdad es que cada día más abuelos asumen la responsabilidad de cuidar de sus nietos. Unos ejercen regularmente de canguros; otros se responsabilizan de su custodia a tiempo completo, pues los padres están ausentes o incapacitados por serias dolencias físicas o mentales”.
Los nuevos abuelos se enfrentan a dos retos. El primero es personal, pues deben asimilar, adaptarse y expresar su nueva identidad de abuelo o abuela. El segundo desafío es aprender a negociar con éxito las nuevas expectativas personales, familiares y sociales concernientes a su trato con los nietos. Así pues, el quid está en encontrar el equilibrio entre sus necesidades y deseos como abuelos y el conjunto de las relaciones con sus hijos, las circunstancias del entorno y las tendencias sociales del momento.
Revalorizados estamos los abuelos desde que un presidente del país más poderoso del mundo, Barack Obama, se trajo a la suegra a convivir en familia en la Casa Blanca. Y sobre esto escribía la periodista María Leach en un magnífico reportaje Abuelos y nietos, Sociedad Limitada publicado en el suplemento ES (núm.100, agosto 2009) de La Vanguardia: “De ahí también que el primer presidente afroamericano anunciara que la madre de su esposa (Marian Robinson) se mudaría con ellos a la Casa Blanca, remarcando el importante papel de esta primera abuela no sólo en la crianza de sus niñas (Sasha y Malia, de 7 y 10 años), sino también en su bienestar psicológico, aportándoles una más que necesaria sensación de estabilidad”.
Esta actitud de Obama, ha originado en los Estados Unidos un movimiento de reconocimiento en torno al grandma power (poder de abuela) de Marian Robinson y, en general, de todos los abuelos del país. Pienso que como todo lo que pasa en Estados Unidos tarde o temprano llega a España, también nosotros recibiremos algún día este espaldarazo “político” y reconocimiento “oficial” a nuestro importante papel en la familia. Y esto acontecerá seguramente cuando nuestros presidentes de Gobierno –personas sensibles, siguiendo el ejemplo estadounidense– se lleven a la Moncloa a sus respectivos abuelos.
Decía la genial antropóloga estadounidense Margaret Mead: “Los mejores amigos que he tenido en mi vida fueron personas que también crecieron cerca de un abuelo o una abuela a quien querían”. Con ello venía a decirnos esta fértil autora, que disfrutó de un abuelo o una abuela, o de ambos a la vez, y que lo pasó tan bien que, luego, escudriñando a su círculo de amistades llegó a la conclusión de que éste se había construido a base de personas que tenían el mismo común denominador que ella: también crecieron cerca de un abuelo o una abuela a quien querían.
Con ello venía a decirnos esta fértil autora, que disfrutó de un abuelo o abuela , o de ambos a la vez, y lo pasó tan bien que, luego, escudriñando en su círculo de amistades llegó a la conclusión de que éste se había construido a base de personas que tenían el mismo común denominador que ella: también crecieron cerca de un abuelo de una abuela a quien querían.
(Margaret Mead (16 de diciembre de 1901 - 15 de noviembre de 1978) fue una antropóloga cultural estadounidense)
Muy interesante publicación, me ha gustado y creo que es un recoocimiento a los abuelos.
ResponderEliminarUn beso Katy
Hola Josefina es un merecido reconocimiento a la labor de tantos abuelos que se dedican en alma y cuerpo a la crianza y educación de sus nietos como si fueran hijos. Otros echamos una manos como podemos y deisfrutamos de ellos porque les adoramos.
ResponderEliminarTu estás ya en el gremio muy pronto :)
Besos
Por desgracia, los padres tenemos buenos relojes, pero son los abuelos los que tienen tiempo...
ResponderEliminarSalu2
Hola Toni, que te has creído tu eso. "TENIAN TIEMPO" y alguno le sobrará incluso hoy. Otros no nos podemos quejar pero hay abuelos que no tienen más remedio que asumir el papel de padres, con unos años que pesan los suyo, con achaques, salud....
ResponderEliminarHemos educado solos a nuestros hijos sin ningún tipo de ayuda, hemos y estamos cuidando de nuestros padres y ahora muchos que no es mi caso tienen que estar todo el día ejerciendo de padres con los nietos.
Antes eran los abuelitos de la foto, monos ellos. Hoy colaboramos en todo lo que está a nuestro alcance :)
Somos la generación "Sandwich"
Un abrazo
Qué categoría más extraordinaria la de ser abuelos.
ResponderEliminarUn hermoso texto lleno de enseñanzas.
Nos hacen abuelos, pero lo bueno es poder ejercer como tales sin usurpar el de padres.
Lo que pasa que a algunos les toca hacer de padres por motivos muy dispares...
Un beso a una gran abuela.
Asi lo veo yo también Candi, el papel de los abuelos no debe de ser educar, ni ocupar el papel de los padres. Mi modo de sentir es estar y disfrutar de los nietos (tampoco maleducar, ni contradecir a los padres)repentado el sentir de los padre y apoyarles en lo que le haga falta. Nunca dejaremos de ser padres, y queremos a los nietos porque son hijos de ellos. Y al caer de la tarde de la vida la vemos con otras gafas.
ResponderEliminarBesos
Hola Katy:
ResponderEliminarNo he podido por menos que ser egoísta con tu post. Me ha entristecido. Me alegro por los abuelos que disfrutan de sus nietos; creo que es importante para ellos y para los críos. Sucede que yo no he conocido a ninguno de mis abuelos y siento como persona ese vacío, y por otro lado mis hijos no me han hecho, aún hay posibilidades, abuelo.
Un abrazo
Reatifico mi afirmación amiga...
ResponderEliminarYa quisieran los padres no andar de puerta en puerta con curriculums todo el dia...
No tener que aceptar jornadas laborales que les obligan a renunciar a su familia...
No tener que "tragar" horas extras que no han pedido...
Turnos rotativos, nocturnos, cuartos turnos, horas estructurales, y "obras y servicio".
Regulaciones de empleo y amenazas constantes de cierre.
Hay mucha diferencia amiga entre cómo pudisteis criar a vuestros hijos en "aquellos maravillosos años", y la dura realidad actual.
Mis padres son abuelitos ya, y siempre lo dicen: "antes viviamos mejor los jóvenes".
Cuentan las leyendas que hubo un tiempo en que las familias comían y cenaban juntas....
Salu2
Hola Toni. me encanta que hayas vuelto... Tienes razón, no te lo discuto, se que no lo tenéis facil y negar la evidencia sería del todo injusto. Pero mi época tampoco fue fácil. Todo dependía de nosotras, cocina lavado de pañales (no habia usar y tirar ni potitos)sin lavadora, vacaciones pocas hasta bien adentrados los años y un solo sueldo para alimentar varias bocas y sacar a los hijos adelante. El hombre aportaba lo que podía económicamente y punto.
ResponderEliminarSolo mi generación sabe lo que nos ha tocado vivir y renunciar. y cada cual sabe sus circunstancias.
Cierto que pudimos disfrutar de los hijos las 24 horas del día. También tuvimos que escuchar calificativos de otras féminas porque ya había quien trabajaba sus 8 horitas fuera y con sueldo eso de que "las que os quedáis en casa os embrutecéis y no os realizáis".
De hecho aún la sociedad no ha reconocido nuestro trabajo y no tenemos ni tan siquiera un día dedicado en el calendario, porque no se nos considera como mujeres trabajadoras:)
Que conste que yo estoy encantada de haber dedicado mi vida a los míos. Así lo quise y así lo elegí. Pero nuestra vida tampoco fue fácil, fue tan solo diferente.
Ya sabes las experiencias no son comparables.
Un abrazo y muchísimas gracias por tu sinceridad. La valoro enormemente
Hola Rafa, te entiendo, yo tampoco pude disfrutar de mis abuelos, de hecho conocí a los dos que quedaban cuando tenía 20 años. No tuve la dicha de disfrutar ni de tios, ni de primos y solo tuve por familia a mis padres. Eso lo acuso hasta hoy en día. Tal vez por eso no quiero ser la abuela de la foto, a la que visitan de vez en cuando. No les escatimo esfuerzos, ni trabajo ni tiempo. Y así ayudo a mis hijos de paso.
ResponderEliminarNo te preocupes, todo llegará, aún soís muy jóvenes.
Un abrazo
Es bueno crecer cerca de un abuelo. Y lo se por experiencia, porque vivi con los mios.
ResponderEliminarSon insustituibles!
Buenas noches, madame
Bisous
Hola Katy:
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
La sociedad tiene que volver a recuperar la relación abuelos - nietos, y me refiero a algo más que pasearlos mientras los padres trabajan.
Ya me entiendes.
Un abrazo.
Gracias Madame, estoy segura de que es así. Cuando con 20 años conocí a dos de los mios, retrocedía en el tiempo y me volví niña, fue una experiencia entrañable, aunque solo duró 3 meses.
ResponderEliminarBisous
A mi me pasa lo que a Rafa (no por lo del egoismo) sino porque apenas conocí a una abuela, pero si sé lo importantes que son en el ciclo de la vida y como los nietos les adoran.
ResponderEliminarBuen homenaje abuela.
Cierto, quizás el que nos necesiten los hijos también supone un mayor contacto con los críos. Por supuesto que te entiendo. Cada uno en su sitio. Yo no quiero tener una responsabilidad ni deseo suplantar a los padres en su educación. Todo lo contrario.
ResponderEliminarUn abrazo Javier y buen miércoles
Evidentemente es un lujo tener abuelos y tenier a los nietos también. Percibes cómo tu vida se prolonga en ellos, vas buscando la impronta de tus hijos , y los disfrutas de otra manera cuando están contigo porque sus padres tienen ese deber y responsabilidad. No es fácil ser padres en ninguna época. Porque sabes que ti depende su futuro y eso pesa.
ResponderEliminarUn beso y feliz miércoles