Publico este escrito con la autorización de mi hija que lo escribió la noche que falleció su padre pero que no me lo mostro hasta hace un par de días, con esta dedicatoria.
"Lo comparto contigo, mami, que te gustará leerlo. Lo escribí el día que falleció papá. Te queremos mucho y estamos muy orgullosos de ti."
Mi padre me enseñó, por encima de todo, que estaba orgulloso de mí: “Peloti, tú vales mucho, harás cosas grandes en la vida”
Mi padre me enseñó a ser generosa: “no hay nada peor que las personas que no echan mano a la cartera cuando hay que pagar. 20€ no nos van a sacar de pobres y quedarás siempre como una señora”
Mi padre me enseñó a amar a Dios y tenerlo siempre en vi vida: “el Señor es mi pastor, nada me falta”
Mi padre me enseñó a escuchar y pensar; cuando insistentemente me empeñaba en llevarle la contraria me decía: “Pero Meli, usa la cabeza. Parece mentira que seas mi hija”.
Mi padre me enseñó a no quejarme: “Quejarse no sirve de nada y es muy poco elegante”.
Mi padre me enseñó a amar España: “Esta tierra que pisamos y esta gente que la habita, son nuestras raíces, trabajo de muchos otros que estuvieron antes que nosotros”
Mi padre me enseñó a ser madridista: “Si Dios va de blanco, por algo será”
Mi padre me enseñó a ser optimista y mirar siempre hacia adelante: “No hay que preocuparse, si no ocuparse”
Mi padre me enseñó el valor del dinero, la importancia de ahorrar y de no gastarlo en caprichos. El valor de la elegancia innata y de la discreción, porque así era él.
Mi padre me enseñó a ser ciudadana del mundo: “cada vez más el mundo va a ser más una sola aldea: viaja, conoce gente, aprende… donde fueres, haz lo que vieres”
Mi padre me enseñó a valorar cada pedazo de pan sobre la mesa: “pan con aceite era un lujo en el Madrid de la postguerra”. Jamás se quejó de una comida, todo le gustaba.
Mi padre me enseñó disfrutar del cine, del arte, del teatro, de una buena comida: “Para eso está el dinero” decía.
Mi padre me enseñó el valor de la familia. Trabajó incansablemente cada día de su vida por nosotros y nunca miró por él, si no por su mujer y sus hijos.
Mi padre me enseñó a aprender del pasado, pero a vivir en el presente. “mi época es esta” solía decir.
Mi padre me enseñó a sonreír y dar gracias cuando llovía: “esto es el buen tiempo de verdad, la lluvia es vida”
Mi padre me enseñó la importancia de dar su sitio a los jóvenes: “el futuro es vuestro, tenéis muchas cosas que enseñarnos”
Pero por encima de todo, mi padre me enseñó lo que es ser buena persona.
Él era esencialmente un hombre bueno. Pasó por la vida como se fue: discretamente, sin hacer ruido, sin dar preocupaciones.
Nunca me soltó de la mano. Su ejemplo ha marcado toda mi vida. Vivirá siempre en mí y su recuerdo me acompañará por siempre. Su amor estará siempre vivo en sus hijos y sus nietos y así perdurará, porque el amor, no pasa nunca.
¡Gracias Meli por permitirme compartirlo !
Gracias a las dos por compartirlo. Os llevo en mi corazon y siento mucho mucho vuestro sufrir. Os deseo lo más y mejor para el dia a dia, la fuerza y la paz necesaria para seguir caminando.
ResponderEliminarGracias por seguir ahi.
Un abrazo de osa.
Fina.
Bendita y bienaventurada tú que has recibido grandes enseñanzas de tu padre, Eso te compromete a seguir el mismo ejemplo con tus descendientes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso Katy, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchas gracias por compartirlo. Precioso escrito .
ResponderEliminarUn abrazo