Había una vez un niño que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debía clavar un clavo en la cerca.
El primer día el chaval había clavado 37 clavos en esa cerca. Al paso de las siguientes semanas, mientras aprendía a controlarse, el numero de clavos puestos en la cerca empezó a aminorar. El niño descubrió que era mas fácil controlar su temperamento que estar poniendo clavos en la cerca.
Finalmente, llego un día en el cual el niño no clavó ningún clavo en la cerca. Entonces fue a ver a su padre y le dijo que había conseguido no clavar ningún clavo durante todo el día. Su padre le dijo entonces que quitara un clavo de la cerca del jardín por cada día durante el cual no hubiera perdido la paciencia. Los días pasaron y finalmente el niño pudo decirle a su padre que había quitado todos los clavos de la cerca.
El padre condujo entonces a su hijo delante de la cerca del jardín y le dijo:
- "Hijo mío, te has portado bien, pero mira cuantos agujeros hay en la cerca del jardín. Esta cerca ya no será como antes. Cuando te peleas con alguien y le dices algo desagradable, le dejas una herida como esta. Puedes apuñalar a un hombre y después sacar el cuchillo, siempre quedará la huella de la cicatriz. Poco importa cuantas veces pidas perdón, la herida verbal hace tanto daño como una herida física.
Ahora ya de mayores también tendríamos que tener una cerca al lado nuestro para controlar esa explosión que como el champán hace que reboce nuestro vaso. Al menos el mío
No tenemos el más mínimo derecho de pagar nuestro malos humores con los que tenemos cerca y más queremos.
Os deseo una estupenda semana sin tener que clavar clavos:-)
Pero como estan cercas es masfácil no????
ResponderEliminarYo les daba muchos clavos y maderaa y los mandaba a construir casas paral os desamparados.
Cariños
No es mala idea Abu, pero se trata de un niño:-)
EliminarEl respeto y la educación empiezan en casa. Y hoy a muchos padres se les olvida enseñar y dar ejemplo.
Bss
Se nos recomienda amar al prójimo y se nos olvida que esa palabra deriva de próximo. Empecemos por los de casa y desde ahí vayámonos extendiendo.
ResponderEliminarUn beso
Poco importa cuantas veces pidamos perdón, la herida verbal hace tanto daño como una herida física y deja huella. Solemos tratar peor a los que queremos por aquello de la confianza.
EliminarBss
Buen enseñanza y mejor educación la que está recibiendo ese niño.
ResponderEliminarUn abrazo
Harían falta muchos padres así y la verdad es que me encuentro con bastantes más mal educados . Así cómo van a educar ni enseñar nada.
EliminarBss
las palabras son muy importantes en nuestras relaciones, las que ofenden son cuchillos las amables son balsamos que nunca se olvidan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas veces no nos f¡damos cuenta de que nuestra forma de hablar puede hacer daño. Como bien dices, las palabras son importantes.
EliminarBss