
Todas las emociones de entonces afloraron de golpe. Y me he dado cuenta que a pesar de los años transcurridos aún no tengo respuestas. Pero si que puedo afirmar que en mi haber hay algunas certezas. Soy consciente de que los padres lo damos todo por los hijos, y que además de las cosas materiales, les amamos por encima de nosotros mismos, nuestro tiempo es inexistente, como lo son las horas de sueño, el ocio, y que la dedicación permanente de velar por su bienestar es nuestro único objetivo.
Nuestra tarea termina con su independencia, cuando les tratamos como adultos, y solo nos queda aguardar temblorosos el acierto en el camino elegido . No podemos discernir por ellos, no podemos alfombrar su camino ni quitar los obstáculos a su paso.
Son ellos los que tienen que dar su respuesta a la vida, y son los únicos arquitectos de su futuro. Lo que si podemos es estar cerca, atentos y abiertos a sus necesidades. No podemos vivir su vida pero en las etapas difíciles siempre les tenderemos la mano como cuando eran niños y corrían a nuestros brazos a buscar refugio y seguridad.
Total que me he enredado en mis pensamientos y tengo que darle de comer a mi rosa, que es una de sus necesidades básicas, y esperar a que vengan sus sacrificados padres, que todavía dudan de mis capacidades de cuidadora. Pobrecitos, aún tienen unos cuantos años por delante para descubrir lo que yo ya sé por experiencia.
Katy Enero 2009
Muy bueno. Yo también lo siento como tu, a pesar de no tener nietos y de que mis hijos son independientes, me sigo haciendo la pregunta ¿qué les deparará el futuro? Sabemos que son dueños de sus vidas, pero sus sufrimientos son los nuestros, sus alegrías son las nuestras, con sus penas lloramos, con sus dificultades sufrimos aunque tengamos que tragarnos nuestras opiniones ahí estamos y esteremos tendiéndoles nuestras manos incluso cuando estas ya tiemblen por el paso de los años.
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