"La mejor herencia que se le puede dar a un niño para que pueda hacer su propio camino, es permitir que camine por sí mismo." Isadora Duncan

"Estoy convencido que uno de los tesoros que guardan los años es la dicha de ser abuelo"
Abel Pérez Rojas

"No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela." Albert Einstein

Forman parte de la orquesta

lunes, 2 de marzo de 2009

EL AMOR NO ESPERA

Había una vez un viejecito que estaba enfermo y cansado de la vivir porque era muy mayor. Él tenía cuatro hijos, y de ninguno de ellos recibía la menor atención. Vivía en una abundante pobreza y a duras penas lograba sobrevivir. En su pequeñísima granja deambulaban unas cuantas gallinas flacas, que existían casi de milagro, y por lo menos, no dejaban de poner un par de huevos diariamente. El resto de la dieta que el viejito consumía, eran unas cuantas frutas silvestres que cada día le costaba mucho esfuerzo recolectar. Un día, buscando entre sus escasas pertenencias, encontró dos monedas de plata y se le ocurrió una genial idea. En el pueblo las intercambió con un mercader de artículos antiguos quien le dió un viejo baúl. Como pudo, se las arregló y lo trasladó a su casa. Una vez en ella, lo dejó a la vista en el centro de su humilde choza. Por casualidad uno de sus hijos lo visitó e intrigado le preguntó: "¿Qué guardas ahí?" -
"Un secreto", le contestó, "que solamente conocerán tú y tus hermanos el día en que me muera, pues ahí está toda mi herencia". Al día siguiente lo enterró debajo de su lecho. Cuál fue su sorpresa que a partir de entonces, un hijo al menos lo visitaba durante el dia. Le llevaban leche y miel, y entre los cuatros hijos le mantenían su choza bastante limpia. Un día al viejo se le detuvo el tiempo muriendo en su granja. 
De inmediato los hijos se dieron cita, no tanto para velarlo, por supuesto, sino para ver a cuánto ascendía su herencia. Y cuál fue su sorpresa que una vez desenterrado y abierto el cofre, lo único que encontraron fue un trozo de papel que decía de su puño y letra, un poco torcida y temblorosa: "Hijos míos: 
El auténtico amor no espera, se entrega generosamente sin esperar recompensa. Mi única herencia es que aprendan a amar; hubiera deseado dejarles más, pero mi único legado es darles las gracias por lo que me dieron en vida.
"Los cuatro hermanos al fin comprendieron que un buen padre puede dar la vida por sus hijos, pero algunos no entregan nada en vida a sus padres. En profunda reflexión y con lágrimas en los ojos, le dieron finalmente una digna sepultura, y uno de ellos, cuando arrojó el último puñado de tierra, le despidió diciendo: "TE PROMETO AMAR SIN ESPERAR"

Miguel Angel Cornejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenido. Gracias por tus palabras , las disfruto a tope y además aprendo.

“EL TIEMPO QUE PERDISTE POR TU ROSA HACE QUE TU ROSA SEA TAN IMPORTANTE”. Saint-Exupéry

“EL TIEMPO QUE PERDISTE POR TU ROSA HACE QUE TU ROSA SEA TAN IMPORTANTE”. Saint-Exupéry
Powered By Blogger