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Abel Pérez Rojas

"No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela." Albert Einstein

Forman parte de la orquesta

miércoles, 11 de febrero de 2009

Pepin el astronauta











Pepin era un estupendo estudiante y cada año sacaba sobresaliente en todas las asignaturas, y no solo eso sino que además era poseedor de una brillante imaginación. Inventaba historias fantásticas y con solo cerrar sus ojos vivía emocionantes aventuras que nadie podía tan siquiera imaginar.
Recién terminado el curso como premio a sus nuevos sobresalientes sus padres le llevaron al Parque de Atracciones. Estaba muy contento y emocionado con el regalo. Era el mejor que le podían haber hecho, pasar el día allí y montar en todo lo que quisiera y las veces que quisiera. Tenía 8 años y había bastante dónde elegir, el coche de choques, el pulpo, se rió muchísimo con los espejos mágicos dónde se veía tan pronto alto, como gordo, como gigante o como enanito. El tren de la bruja dónde le había dado un escobazo y casi se cae del tren por el susto, la casa de lo 3 cerditos y muchos cosas más.
Le compraron una bolsa de palomitas y mientras se las comía decidieron pasear un poco, cuando vieron un letrero que decía “Viaje espacial” Papá eso tiene que estar superdivertido, es una atracción nueva” dijo Pepin dando tal salto que la mitad de las palomitas fueron a parar al suelo. Papá ¿Puedo montar? Mira que platillos volantes más grandes. “Anda papi porfa te lo pido”. “No se dijo el padre, me parece un poco peligroso. Ya sé que es para niños desde los 8 años pero tú los acabas de cumplir” “Anda mami di a papá que se cuidarme perfectamente “
Pepin se puso tan pesado que le autorizaron a montar. Tomo su billete y primero montó en un minibús que le llevaría hasta la pista en dónde estaban los platillos volantes, que parecían gigantescos huevos fritos y dónde nada más subir la tapa se cerró sobre su cabeza. Su corazoncillo empezó a latir más de prisa .Iba a dar una vuelta por nuestro sistema solar y ver todos los ocho planetas que la formaban. Se apagaron las luces al sonido de una sirena y los gigantescos aparatos empezaron girar y a subir muy deprisa. Había millones de estrellas brillando a su alrededor en la oscuridad, el estaba en medio de ellas contemplándolas con la boca abierta. Justo ese curso estudió el nombre de los planetas y los recordó de uno en uno, Luna, Marte, Venus, Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, todos girando junto con la Tierra alrededor de un Sol maravilloso que daba la vida.
La Luna no tenía ningún interés para el. La veía brillar todas las noches y sabía que ya había sido visitada por el hombre. Así que no perdió tiempo y tomó rumbo a Marte.
Marte era el paleta de la guerra y a través de su telescopio divisó que todos sus habitantes estaban preparados para la guerra. No le gustó nada ver tantos Indios con arcos y flechas, soldados romanos, griegos, tanques, aviones, barcos de piratas con cañones. "Mas vale que me aleje, no me gusta nada Marte" y pulsando el botón de mando de la nave y se dirigió a Venus dónde disfrutó mucho.

Venus era el planeta del arte, de los museos, de los pintores, arquitectos, y músicos. Había esculturas enormes por todo la superficie. Contempló con ojos maravillados toda lo que el hombre era capaz de crear y después de admirar tanta belleza cambió rumbo a Mercurio.
Mercurio era el planeta de los libros. Intelectuales, pensadores, escritores, poetas, filósofos, políticos se daban cita allí. Después de un largo paseo ente periódicos, noticias, y tebeos se marcho a Júpiter.
Júpiter era el planeta de los mineros. No había vegetación solo minas de carbón, de hierro, de piedras preciosas. Grandes pozos de petróleo poblaban su superficie toda agujereada que parecía un queso gruyere. La nave se encaminó hacia Saturno deseando descubrir sus secretos.

Saturno majestuoso, el que más le gustaba dibujar y colorear en el cole era el planeta de los animales. Según se acercaba grandes pájaros le observaban con enormes ojos curiosos. Todo era gigantesco aquí. Los gatos tenían ojos que parecían los faros del coche de su padre, leones y tigres con enormes colmillos. Perros de diferentes razas le miraban a través del cristal. Pastores alemanes, lobos, pequineses convivían en armonía. Después de observar y ser observado partió a Urano.
Urano era el planeta de los jardineros y guardabosques. Al acercarse pudo contemplar un hermoso paisaje de montañas, praderas verdes llenas de flores de todos los colores y tamaños, jardines con complicados laberintos y muchos puentes colgantes que discurrían sobre pequeños riachuelos. Le gusto mucho este paisaje pero había que seguir explorando.
El penúltimo planeta que le quedaba por descubrir era Neptuno
Neptuno era el planeta de los pescadores y buzos, y no le era como se lo había imaginado, lleno de agua. Preciosa fuentes decoraban grandes paseos. Infinidad de lagos, ríos y mares poblaban la superficie del planeta.
“Ya solo me queda Plutón, allá voy a ver con que sorpresa me encuentro”
En Plutón no había nada. Nada de nada. Grandes dunas de arena y desiertos cubrían su superficie, y el aire soplaba fuerte cambiando la arena de un sitio a otro.
La nave giró bruscamente y empezó a dar vueltas y vueltas sobre si misma mientras subía y bajaba. “Esto debe de ser el movimiento de rotación y de translación” se dijo Pepin mientras se agarraba fuerte al telescopio. Al final la nave tomó tierra y Pepin le contó a sus padres todo lo que había visto. “Y sabéis la Tierra es el mejor planeta de todos para vivir. Aquí hay mares, ríos, montañas, puentes, minas, animales de todas clases, personas y niños. Tenemos que cuidarla entre todos” Dijo entusiasmado Pepin.
Claro hijo el planeta azul es nuestra casa, y es lógico que le cuidemos.
“Cuando sea mayor seré astronauta” comentó todo contento.
Esa noche cuando se durmió soñó con todas las estrellas del firmamento, mientras guiaba como capitán una enorme nave espacial encargada de explorar el universo.

14-9-1980

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“EL TIEMPO QUE PERDISTE POR TU ROSA HACE QUE TU ROSA SEA TAN IMPORTANTE”. Saint-Exupéry

“EL TIEMPO QUE PERDISTE POR TU ROSA HACE QUE TU ROSA SEA TAN IMPORTANTE”. Saint-Exupéry
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