“Las cosas superficiales son ruidosas porque están vacías de contenido; en cambio, lo que es esencial y verdadero permanece en el silencio”
Sabido es que el ruido es uno de los contaminantes más dañinos para la salud, la armonía y el bienestar a pesar de estar rodeados de ellos. Forman parte de la vida de la ciudad y prácticamente los tenemos asimilados porque son inevitables.
Seguramente no hay nadie que no se haya sentido de repente nervioso y alterado a causa de los ruidos exteriores con los que convivimos día a día. Taladradoras, sirenas, coches, segadoras, griteríos…
Pero no son estos ruidos precisamente los que últimamente me alteran sino aquellos evitables que mis amados congéneres producen y a los que por educación o por compasión tengo que aguantar a veces estoicamente.
¿Es posible que haya alguien que no añore un momento de paz y silencio?
Alguna vez he escrito algo sobre esto, pero en estos días me han ocurrido un par de episodios que han colmado el vaso de mi paciencia.
El primer episodio ocurrió como tantas otras veces en la sala de de una consulta médica. Me suelo llevar un libro o una revista porque las esperas son interminables y así se hacen más llevaderas. A no ser como este día que debajo del cartel de silencio se hablaba a voces:
"No no ha llegado el médico, hay que ver lo que tardan en salir, a que hora le toca, yo he venido porque, el otro día me dijeron que, hoy va retrasado, tengo que hacer la comida."… y así unos contaban sus penas otros se quejaban, no se conocian de nada y nadie se escuchaba.
Hubo un momento en el que estuve a punto de gritar que se callaran. Aquello parecía una romería. Me limité en hacer la foto del cartel a ver si se daban por aludidos y ni por esas. Cuando me tocó el turno afortunadamente mi tensión no lo acusó y sí mis nervios.
Hay momentos en que es necesario permanecer en silencio para estar atentos, concentrados y no distraernos. No hace falta que sean grandes momentos ni únicos, simplemente en el día a día para reponer energía, y encontrarnos con nosotros mismos. Por eso mismo asisto a clases de yoga precisamente para conseguir estos efectos beneficiosos. Era martes y por la noche me tocaba relajarme.
Pero aquí también hay personas que son incapaces de callar ni bajo el agua y destacan en ocasiones por sus parloteos incesantes. Un bla bla de fondo, palabras vacías de contenido que hace que terminemos deseando alejarnos y cuanto antes mejor.
Volví a casa con los efectos contarios que persigue una clase de relajación, alterada, disgustada porque cuando sugerí hacer algo me contestaron que la conversación era sumamente interesante. En vez de conversación fue un monólogo y encima sin haber elegido interlocutor.
Un día malo lo tiene cualquiera:-)
-¡oh silencio de oro!, ¡oh soledad de oro!-
... Mi fragancia y mi canto son de la paz secreta
donde la voz no llega del diario tumulto;
medroso de la vida, como una violeta,
bajo las dulces ramas de mi alma me oculto……
¡Camino inmaculado que vas desde mi frente
a las praderas claras y puras de la gloria!
Juan Ramón Jiménez
Hola Katy, Tu post, me viene en el momento oportuno.
ResponderEliminarHe estado casi recluida conmigo misma para escuchar lo que el corazón y la mente tenia que decirme en el caso que me preocupa en este momento y en ese silencio he encontrado la respuesta adecuada.
Un beso
El silencio nos trae nuestro ser tal como es y, creo que hay personas que no queren saber como son.
ResponderEliminarCariños
Hola Katy: ya sabes lo que se suele decir: "El que habla mucho, aburre, y el que habla poco da que pensar". Estoy contigo: hay gente que no calla, son los que no suelen contar nada. Vete de nuevo a clase de yoga, seguro que esta vez te relajas. Hacer fotos de mañanita también es buena terapia. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Katy!
ResponderEliminarA mí tampoco me resultan placenteras ciertas conversaciones que suelen desarrollarse en ciertos sitios, especialmente cuando se manifiestan a grito pelado de diálogos vacíos. Éstos suelen darse en las peluquerías, panaderías y en ciertas tiendas de barrio como pescaderías y encurtidos. Yo he llegado a enterarme sin quererlo de intimidades de conocidos del hablante que tiene en el facebook y de su vida y milagros.
Es extraño que te sucediese en clase de yoga. Las que hice yo en su día hace muchos años, eran tan duras a la vez que relajantes (nos querían convertir en contorsionistas), que cuando acabábamos , bastante tarde (sobre las diez de la noche), ni abríamos la boca en el vestidor.
Sin embargo, cuando trabajas en un dpto. comercial, también resulta extraño estar todo el día en silencio sin el bullicio propio de un dpto. dinámico.
Un beso.
Este caso que describes lo he vivido en más de una ocasión: la antesala del médico, el autobús... la gente hace terapia dando voces y sacando fuera lo que les envenena, sin importarle un pimiento de quienes están a su alrededor. ¿Paciencia!
ResponderEliminarPasa demasiado.
ResponderEliminarYo suelo vivir escenas así en el metro. Algunos van hablando para todo el vagón.
Sí, hay que llenarse de paciencia para no terminar teniendo un mal día.
Un abrazo.
Lo de las esperas médicas cada vez es peor, vas con tu enfermedad y te vienes pensando que tienes siete más por todo lo que te han contado allí.
ResponderEliminarEl otro día lei una frase que me encantó.
"Escucha el silencio"
Un abrazo
Así es Contrapunto, solo entrando dentro de nosotros podemos encontrar respuestas fiables.
ResponderEliminarBss
Creo que llevas razón Abu, muchas personas no sabemn estar a soloas consigo mismas. Les da miedo.
ResponderEliminarBss
Ayer volví y hubo silencio absoluto. Como debe ser. Que maravilla. Nos contó otro cuento la profe que reproduciré en otro post.
ResponderEliminarUn abrzo Rafa y buen finde
Gracias Begoña por pasar. No me pareces una persona sumamente habladora. A mi me gusta hablar pero cuando tengo un interlocutor que me agrada y con el que puedo comunicarme. Lo que no me gusta es el bla bla gratuíto sin venir a cuento y que tengo que sufrir porque sí, porque no soy capaz de darme la vuelta e irme.
ResponderEliminarBss
Efectivamente Francisco es un terapia de grupo sin que nadie intervenga. Yo lo grito y los demas me aguantáis.
ResponderEliminarBss y buen finde
Siempre se cree uno que estas cosas ocurren a unos pocos. Y resulta que todos de alguna forma lo habéis padecido. La gente jóven cuando habla en voz alta hasta es divertida y te arranca un sonrisa, pero mira que aguantar rollos de enfermedades...
ResponderEliminarUn abrazo Javier y buen finde
Jaja Chelo que bueno. Si eres un poco hiponcodríaca desde luego te vas a casa con todos los síntomas.
ResponderEliminarLa frase es buena pero para escuchar el silencio hay que tener ausencia de ruído.
Bss y feliz finde
Creo que eso de hablar a voces mientras se espera en la consulta dle médico es un mal más extendido de lo que parece. Sin ir más lejos el otro día acudí al hospital para una consulta menor y, además de esperar durante tiempo indefinido, no hacía otra cosa que escuchar que quién era fulano o mengano (mirando la lista que lucía una de las paredes), vocear sobre los males propios y ajenos, además de "cortar trajes" a diestro y siniesto (se llama así a cotillear sobre los demás).
ResponderEliminarBesitos
Hola Carmen y a que te sientes como tonta, porque si puedes te escaqueas pero a veces se dirigen a ti como si fueras amidga de toda loa vida y te preguntan o te cuentan. Me pongo mala. Menos mal que tengo una peluquería en dónde nadie habla. Se limitan a leer revistas:-)
ResponderEliminarBss y buen finde
Hoy volviendo de Barcelona, a mi lado, tenía un tipo que no dejaba de hablar por teléfono. Muy molesto. No lo hacía a a voces, pero casi. Supongo que la misma sensación que tuviste en la consulta.
ResponderEliminarEl silencio es un a bendición.
De todas formas, yo he aprendido a desconectar un poco de esos ruidos molestos y esas palabras vacias.
Un beso y feliz fin de
Hola Fernando, no siempre se está en condiciones de aguantar. Yo tengo paciencia y a veces me desconecto, pero hay otras que de verdad me liaría a voces a que se callaran. Es que además de ser de mala educación, no me importa en absoluto la vida de nadie. No soy nada ni curiosa ni cotilla. Paso.
ResponderEliminarBss y buen finde
Una vez en una de estas clases de relajación alguien dijo que el ruido del telefono la volvia loca, como no escucharlo?...DESCONECTANDO...y desde entonces, procuro desconectar, tanto en las consultas medicas, a las que tanto tengo que acudir, como en otras circunstancias, por mas que suene el telefono, consigo desconectar la mente.
ResponderEliminarMuchas gracias Katy, como siempre genial. Que tengas un genial día a día, cuidate mucho amiga.
Un abrazo.
Llevas razón Fina el desconectar es una gran opción, lo malo es cuando te pilla en fuego cruzado como me ha ocurrido esta última vez, por más que quise hacerlo no podía porque me hablaban. Ponía cara de besugo pero ni aún así.
ResponderEliminarBss y buen finde
Ay sí, madame, a veces es necesario estar en silencio, no sabe cuán de acuerdo estoy con usted, y lo mucho que lo necesito. El ruido me crispa, me rompe los nervios, y es así desde chiquita. Aprecio enormemente el silencio.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Gracias por este apoyo. Puedo ser muy ruidosa madame, pero cuando esto lo requiere y según situaciones. Pero no en a destiempo ni constantemente.
ResponderEliminarHay veces que me encantaría se eremita y desparecer para estar a solas conmigo.
Bisous y un finde con ausencia de ruidos.
Te entiendo.
ResponderEliminarCasi prefiero la palabra escrita.
Aunque tengo la impresión de que contigo tendría una charla de lo más interesante.
Un beso (silencioso)
Salu2
Yo también prefiero la palabra escrita Toni al parloteo verbal. Gracias por tener este concepto elevado de mi persona. Una cosa una charla y otro ser un taladro jajaja.
ResponderEliminarPara llevarte la contra te daré un beso ruidoso.
Buen domingo
También me ha ocurrido. Y digo yo, se supone que estás enfermo, si tienen ganas de charlar ¿por qué no se van al mercado?
ResponderEliminarY si el cartel anunciara... "Por favor, hablen en voz alta" ¿Qué ocurriría?
La tendencia del ser humano es hacer justo lo contrario de lo que se nos pide.
Hola Mª Jesús, eso es lo que rezaba este cartel. Además hice la foto descaradamente con el móvil a ver si se daban por aludidos. Pero ni eso. Me miraron y pensarían que estaba grillada.
ResponderEliminarAdemás hay días en que se va con retraso. Tardé una hora en
pasar:-(
Uff. Tal vez por eso lo acusé.
Bss
Graciosa tu indirecta de hacer la foto al cartel pidiendo silencio. Si llego a presenciarlo mi carcajada hubiera sido también sonora. Jajajajaaa.
ResponderEliminarCreo que el Sol mediterráneo es en buena parte quien nos invita al bullicio. Al igual que las gallinas empiezan a cacarear al amanecer. Jajajaaaaa
Un beso y... paciencia. 乂◕‿◕乂
Te aseguro que tenía una cara de circunstancias pero nadie reparó en ella. Al mnos me ha servido para hacer el post:-)
ResponderEliminarBss Pilar
Y cuanto se necesita y cuanto se agradece.
ResponderEliminarBuscarlo y ejercerlo para mantener la calma y nuestra esencia intacta, esencial.
Gracias Katy.
Un fuerte abrazo.