Atentado Cultural - La SGAE ataca de nuevo
Escrito y firmado por José Luis Sampedro, escritor.
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Sevilla 2009 y miembro de la Real Academia españoña desde 1990
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Sevilla 2009 y miembro de la Real Academia españoña desde 1990
La SGAE (Sociedad General de Autores) ataca de nuevo.
Se pretende obligar a las bibliotecas públicas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para 'resarcir' a los autores.
Mientras la gente de a pie apenas llega a fin de mes, los ya millonarios se forran a cuenta nuestra. No consientas tamaño atentado contra la cultura y pasa este mensaje a todos tus amigos.
POREL PLACER DE LA LECTURA
Se pretende obligar a las bibliotecas públicas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para 'resarcir' a los autores.
Mientras la gente de a pie apenas llega a fin de mes, los ya millonarios se forran a cuenta nuestra. No consientas tamaño atentado contra la cultura y pasa este mensaje a todos tus amigos.
POREL PLACER DE LA LECTURA
Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931,
vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunqueno tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido,atendía su biblioteca circulante.
Era suya porque la había creado él solo con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus clientes éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.
Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.
Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.
Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.
Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos:
algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia.
La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas
actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.
Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón ibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de ago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por ada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a os autores del desgaste del préstamo.
vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunqueno tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido,atendía su biblioteca circulante.
Era suya porque la había creado él solo con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus clientes éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.
Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.
Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.
Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.
Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos:
algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia.
La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas
actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.
Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón ibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de ago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por ada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a os autores del desgaste del préstamo.
Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga na suma es porque:
a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.
Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada a adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por umplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y omentar la lectura?
Por otro lado Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?
Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra. Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas.
a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.
Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada a adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por umplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y omentar la lectura?
Por otro lado Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?
Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra. Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas.
He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.
¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!
José Luis Sampedro
Humanista crítico de la decadencia moral y social de Occidente y del neoloberalismo y las brutalidades del capitalismo salvaje.
Hola Katy:
ResponderEliminarYo también suscribo este manifiesto. Hace muchos años que sigo a Jose Luis Sampedro y no dejo de admirarle por su obra y por su valentía.
Gracias por recordarnos esta tremenda injusticia.
Un abrazo.
¡Es una verguenza! ¿donde hay que firmar para que ésto no siga adelante?
ResponderEliminarHola Katy:
ResponderEliminarDesde luego es una barbaridad. Algo así comento, precisamente hoy, en un post sobre las gaes. Al parecer un profesor de literatura ha preguntado si debe pagar algo por enseñar a sus alumnos de instituto como se comenta un libro de texto. Pero también es importante el derecho que tienen los autores a su obra. Siempre hay polémica con las cuestiones del dinero. Un abrazo
Hola Javier, a mi me gusta muchísimo este hombre tan valient, comprometido y luchador. Harían falta unos cuantos como el y las cosas cambiarian.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mª Jesús yo firmé el año pasado, cuanto saltó este tema a la palestra. Ahora hay una web que denuncia este abuso:
ResponderEliminarhttp://www.todoscontraelcanon.es/
Pasaros y enteraro de como va el tema.
Besos
Hola Rafa, acabo de entrar en Internet porque estoy teniendo unos días de corre que te corre. Luego te leo. Claro que los autores tienen sus derchos. Es su trabajo y nadie les cuestiona sus legítimos derechos. Pero eso ya lo cobran, lo que no puede ser es cobrar una biblioteca dinero por dejar libros para ellos. En fin creo que es un atropello.
ResponderEliminarUn abrazo
Fíjate Katy, este año estábamos pensando en hacer una biblioteca en el pueblo, con muchos libros de mi propiedad y los que quisieran traer algunos vecinos. Pero desistiré de la idea pues no tenemos intenciones de pagar por algo que ha sido pagado y que yo lo puedo ceder a quien yo quiera.
ResponderEliminarYo firmaré cualquier manifiesto
Eso es lo que se está discutiendo Josefina, si yo pagué por un libro y lo regalo a una biblioteca (de hecho lo hemos hecho para una asociación de jubilados) ¿A santo de que van atener que cobrarpor pretarlo? ¿Y cada vez que lo presten? Es ridículo.
ResponderEliminarBesos y gracia por este testimonio
Incomprensible Katy, estoy contigo. Si los autores cobran cuando publican sus libros, y por cierto nada baratos que son, no se entiende como quieren cobrar cada vez que se presten para ser leídos.
ResponderEliminarNo creo que esto se llegue a conseguir. Voy a echar un visazo al enlace para informarme mas. Un besito.
Hola Cordobesa, yo tam`poco lo entiendo, me parece descabellado. Me parece bien que veas la página y te informes.
ResponderEliminarLo último es que quieren cobrar por oír la radio en sitios públicos, por ejemplo a los peluqueros por ponerla. Esto no está contrastado pero si lo de los libros.
Besos
Hola Katy!! Me adhiero a este manifiesto totalmente. La lectura nutre el alma, la imaginación, nos hace volar. Por qué algo tan maravilloso tiene que ser restringido con un valor de 20 céntimos en bibliotecas que tienen como objetivo precisamente dar momentos de placer de conocimiento, de sabiduría a través de los libros. Me siento indignada amiga.
ResponderEliminarBesossssssssss
¡Dan ganas de lanzar un rosario de improperios!, hasta cuando el satánico capitalismo nos quita y nos quita y nos quita. Imagínate que en Chile existe un aberrante IMPUESTO AL LIBRO (no sé como es en España), en mi país para comprar libros hay que ser ricos (y ni así los ricos demuestran mayor cultura y sabiduría), la clase media que es el grueso de los lectores debemos dejar de pagar otra cosa para "darnos el gusto" de adquirir un libro. La red de bibliotecas ha mejorado considerablemente y se paga una cifra mensual muy menor para acceder a la lectura, sin embargo, para variar, las desigualdades en este sentido son las mismas que en todas las áreas. Los sectores más acomodados cuentan con buenas bibliotecas públicas pues los municipios de aquellos lugares cuentan con los recursos necesarios. Sin embargo, los sectores menos afortunados con municipios menos afortunados también, no acceden a la misma calidad ni a la misma cantidad.
ResponderEliminarCon respecto al Impuesto al que hacía mención, los escritores chilenos y el "mundo de la cultura" se han aburrido de protestar, todas las iniciativas que se han llevado a cabo han quedado en nada. 20 años de "democracia" no han cambiado esto.
Uf!
Un beso!
Efectivamente Gabriela, cuando compramos un libro, pagamos los impuestos, el IVA y el autor por cada libro vendido cobra (lo estipulado) Lo que no puede ser es que le paguemos después los demás cada vez que leemos su libro en bibliotécas públicas, cuando a veces encima hemos donado los libros. Eso es lo indignate, no que la creatividad y el trabajo del autor no sean dignamente pagados.
ResponderEliminarBesos
Pués casualmente Eva precisamente en esta ocasión esto no tiene que ver con política. Aunque si con el dinero:) El dinero manda aquí, allá y acuyá. Y la el acceso a la cultura no tendría que costar nada más que el mentenimiento de las instalaciones y que todos podamos acceder a ella. Pero la ambición siempre es desmedida. Quiero más, y más. En fin la situación allá tampoco es idílica por lo que veo.
ResponderEliminarBesos y gracias por esta gran aportación.
Es una verguenza yo era una asidua de ir a la biblioteca publica porque no podiamos permitirnos comprar los libros que leia para hacer trabajos o simplemente porque me gustaba con esta accion creo en mi una adiccion por la lectura que sigue creciendo con el paso de los años, tambien debo reconocer que fue mi refugio en el hospital ya que en ellos hay tambien una pequeña biblioteca para usarla...aqui tambien deberan pagar cano....
ResponderEliminarEn fin que esto no lo paran tendremos que pagar incluso con mirar las tapas de los libros en cualquier kiosco a este ritmo...
Podriamos hacer una huelga general de no comprar ningun libro, ni musica, ni peliculas, ni ir al cine...porque es la unica forma que entiende estas personas porque cuando los autores no reciban dinero por la venta de sus libros, musica, etc....ya veras como cambiaria todo esto.
Con cariño
mari
Hola Mari, ciertamente es así, es que esta medida castiga a los menos favorecidos , niños y jóvenes que que son los que más lo necesitan. Nadie podemos permitirnos comprar tantos libros cómo nos gustaría y tampoco se dispone de tanto sitio en casa. En fin, supongo que lo regularan de alguna manera que no perjudique demasiado.
ResponderEliminarBesos