Pensamientos y valores dedicados a mis nietos “El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante”. (Saint-Exupéry) Ellos son mis más hermosas rosas
"La mejor herencia que se le puede dar a un niño para que pueda hacer su propio camino, es permitir que camine por sí mismo." Isadora Duncan
"Estoy convencido que uno de los tesoros que guardan los años es la dicha de ser abuelo"
Abel Pérez Rojas
Abel Pérez Rojas
"No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela." Albert Einstein
Forman parte de la orquesta
lunes, 16 de noviembre de 2009
Empuja la vaquita
Un maestro samurai paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar.
Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes: una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó:
-"En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?"
El señor calmadamente respondió:
- "amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo."
El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se
despidió y se fue. En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le
ordenó:
-"Busque la vaquita, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco."
El joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Mas como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujó la a la vaquita por el precipicio y la vio morir.
Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años.
Un bello día el joven agobiado por la culpa resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con un coche en el garaje de la tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.
El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando allá,fue recibido por un señor muy simpático. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años.
El señor respondió que seguían viviendo allí. Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacía algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita):
-"¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?"
El señor entusiasmado le respondió:
-"Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en
adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras
habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos
vislumbran ahora.
La moraleja samurai nos dice:
"Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para
nuestra supervivencia, la cual convive con la rutina y nos hace dependientes
de ella, y nuestro mundo se reduce a lo que la vaquita nos brinda.
Tú sabes cual es tu vaquita y no dudes un segundo para empujarla por el precipicio.
Llegó el momento de pasar a la acción y salir de la rutina cuanto antes.
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Bueno Katy, de verdad que me tienes alucinada con tus entradas. No conocía esta fábula, pero hace bien poco yo tiré mi vaquita por el acantilado.... y el resultado ha sido sorprendente. Que razón lleva el maestro con "la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias", porque aunque sea virtual... así te he conocido...
ResponderEliminarMuchos besos.
Hola Nikkita me pillas pasando el antivirus, y leyendo tu comentario reconozco que hay muchas vaquitas en nuetra vida para tirar, y a otras si nos las han tirado de momento hemos llorado pero salido fortalecidos y mejorando. Para mi también es muy gratificante contar tu amistad. Un beso t gracias...
ResponderEliminarHola Katy!! Qué buena reflexión!! Creo que la comodidad no hace que se desarrolle otras habilidades y el tiempo pasa y la rutina se te hace cada vez mas pesada. Precisamente es el tiempo de empujar la vaquita.
ResponderEliminarBesossss
Hola Gabriela, como bien dices hay que empujar de vez en cuando la vaquita para deshacernos de la pereza. No siempre somos capaces de hacerlo solos, así que de vez en cuando es bueno buscar ayuda y que alguien la empuje por ti.
ResponderEliminarBesos
Hola Katy:
ResponderEliminarMenos mal que el maestro samurai supo ver las potencialidades de la familia, porque sino...
Es cierto, tienes muchas razón con esta fábula. Nosotros trabajamos con personas en desempleo que se han acomodado a los subsidios públicos y han renunciado a la búsqueda de empleo. Ahora es más comprensible, pero hace 3 años no ya que había trabajo para todo el que quería trabajar.
Lo que pasa es que no está bien visto tirarle "la vaquita" al precipicio a las personas perceptoras de esas ayudas sociales. Y no digo de hacerlo con todas las personas, pero sí con un % muy alto.
En fin, que esto da para mucho.
Un abrazo.
Hola Katy:
ResponderEliminarBuena historia. Coincido con Javier. La gente se acomoda rápido a lo que no supone esfuerzo. cuando esto falla sólo tienes dos salidas. O cambiar o lamentarte.
Un abrazo
Hola Javier, gracias por aportar tu visión personal sobre el tema. La vaquita da mucho de si, sobre todo para incentivar a los inmovilistas que por desgracia son muchos.
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana
Tienes toda la razón Fernando y aqui en este bello país haya mucha gente que aplica la ley del mínimo esfuerzo. Y para algunas cosas está bién pero cuando se trata de mejorar las condiciones tuyas y las de tu entorno no caben estas disquisiciones.
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana
hola Katy! las vaquitas sólo dejan una esperanza de recibir el bocado sin mucho esfuerzo , una dependencia y limitación fatal de cuantos talentos reprimidos nos perdemos
ResponderEliminarsaludos
despe
Así es amiga Despe, por eso no debemos se acomodaticios y estar siempre en camino, porque si ponemos la tienda y nos instalamos, no hacemos más que rumiar.
ResponderEliminarUn beso
Siempre hay que salir de la rutina, Katy. A mí también me han tirado la vaquita y luego he visto que no hay mal que por bien no venga.
ResponderEliminarYa sabes: han ardido mi casa y mi techo pero ahora puedo ver mejor las estrellas .
Hola Meg, gracias por dejar las huellas de tu paso por mi blog. Cada pérdida ayuda a encontrar nuevas alternativas, pero cuesta, claro que cuesta..
ResponderEliminarSe te ve una persona optimista
Un abrazo y feliz finde