-Hola buenos días, soy José Manuel de la editorial Laborando, ayer la llamaron...
Si, si
-Puedo pasar y apoyarme (pasa con un cartera de 10 Kg. al menos)
Si claro, pase y…
Me dice amablemente siéntese (no faltaría más estoy en mi casa pensé yo ya empezando a mosquearme- esto va para largo-)
Y aquí comienza el diálogo de besugos que por pena tuve que soportar durante 30 minutos. ¿Que hice mal para tener que aguantar esto?
Pues muy sencillo pecar de ingenua como siempre y no darme cuenta de que tal vez haya hecho más daño que bien.
Resulta que me llamaron de una editorial hace dos días en dónde una señorita amabilísima me coloco una disertación sobre el trabajo que estaba llevando a cabo su editorial a causa de la crisis en Madrid y en concreto esta semana les tocaba en mi barrio. Me juró y me perjuró cuando ya estaba a punto de colgar, que NO ERA VENTA, que solo era hacerme una encuesta, que ellos ya tenían sus productos en tiendas, simplemente se trataba de actualizar los gustos de sus clientes.
A cambio de contestar unas breves preguntas 6 en concreto me regalaban un DVD. Esto era de lo de menos. Le dí el SI para facilitar las cosas y su trabajo.
Si, si
-Puedo pasar y apoyarme (pasa con un cartera de 10 Kg. al menos)
Si claro, pase y…
Me dice amablemente siéntese (no faltaría más estoy en mi casa pensé yo ya empezando a mosquearme- esto va para largo-)
Y aquí comienza el diálogo de besugos que por pena tuve que soportar durante 30 minutos. ¿Que hice mal para tener que aguantar esto?
Pues muy sencillo pecar de ingenua como siempre y no darme cuenta de que tal vez haya hecho más daño que bien.
Resulta que me llamaron de una editorial hace dos días en dónde una señorita amabilísima me coloco una disertación sobre el trabajo que estaba llevando a cabo su editorial a causa de la crisis en Madrid y en concreto esta semana les tocaba en mi barrio. Me juró y me perjuró cuando ya estaba a punto de colgar, que NO ERA VENTA, que solo era hacerme una encuesta, que ellos ya tenían sus productos en tiendas, simplemente se trataba de actualizar los gustos de sus clientes.
A cambio de contestar unas breves preguntas 6 en concreto me regalaban un DVD. Esto era de lo de menos. Le dí el SI para facilitar las cosas y su trabajo.
Al fin y al cabo estaba ganándose los garbanzos honradamente, como mejor podía y total por contestar a una encuesta no pasa nada. Solo perdería unos minutos pues me pidió cómo tres veces SINCERIDAD, para darle más valor a la cosa y todos contentos.
Recordé mi época de estudiante, cuando con 21 años yo intentaba vender nada mas y nada menos que antenas de televisión a domicilio y la de veces que me dieron con la puerta en las narices después de subir hasta ocho pisos andando y llamar de puerta en puerta.. No tenía ni idea de lo que estaba vendiendo y en un mes conseguí vender uno. Seguro que me lo compraron por caridad.
Tenia ante mi al tal José Manuel jóven bien trajeado, simpático, sonriente, al que le habían hecho un cursillo acelerado de cómo entrarle a una señora cómo yo. Y dale que te pego comenzó por enseñarme un catálogo de productos que nada tenían que ver con una editorial, y las preguntas de la encuesta era sobre lo que me gustaría que me regalasen (desde un colchón pasando por una batidora hasta un GPS) Todo esto en un tono de alegría y felicidad.
Le dije que no me gustaba nada y que no quería nada, intentando ser lo más educada posible.
En vista del éxito me entró a saco a la venta de las colecciones de libros de su editorial por el módico precio de 3.000 euros y como regalo un estupendo un reloj que anunciaba la Carla Bruni. Además mi maravillosa adquisición lo podría pagar en cómodos plazos. ¿Genial no?
Resumiendo que cortésmente le dije que había dejado bien claro por teléfono a su compañera que esto no iba a ser una entrevista para comprar y que por lo tanto le daba las gracias por su amabilidad y adiós, adiós.
Mientras cerraba la puerta me invadió un cierto malestar, desazón, tristeza, impotencia.
Me daba pena el pobre chaval y sus circunstancias personales. Ilusiones rotas tal vez…
Luego pensé que aún habiéndole comprado algo era una miseria que no iba a solucionarle la vida, como a mí tampoco el haber vendido en su día una antena de televisión.
Ahora según escribo esto creo que seguramente hasta le hice un favor. Lo mejor para el sería dedicarse a hacer otra cosa en la vida que no vender enciclopedias a domicilio.
Recordé mi época de estudiante, cuando con 21 años yo intentaba vender nada mas y nada menos que antenas de televisión a domicilio y la de veces que me dieron con la puerta en las narices después de subir hasta ocho pisos andando y llamar de puerta en puerta.. No tenía ni idea de lo que estaba vendiendo y en un mes conseguí vender uno. Seguro que me lo compraron por caridad.
Tenia ante mi al tal José Manuel jóven bien trajeado, simpático, sonriente, al que le habían hecho un cursillo acelerado de cómo entrarle a una señora cómo yo. Y dale que te pego comenzó por enseñarme un catálogo de productos que nada tenían que ver con una editorial, y las preguntas de la encuesta era sobre lo que me gustaría que me regalasen (desde un colchón pasando por una batidora hasta un GPS) Todo esto en un tono de alegría y felicidad.
Le dije que no me gustaba nada y que no quería nada, intentando ser lo más educada posible.
En vista del éxito me entró a saco a la venta de las colecciones de libros de su editorial por el módico precio de 3.000 euros y como regalo un estupendo un reloj que anunciaba la Carla Bruni. Además mi maravillosa adquisición lo podría pagar en cómodos plazos. ¿Genial no?
Resumiendo que cortésmente le dije que había dejado bien claro por teléfono a su compañera que esto no iba a ser una entrevista para comprar y que por lo tanto le daba las gracias por su amabilidad y adiós, adiós.
Mientras cerraba la puerta me invadió un cierto malestar, desazón, tristeza, impotencia.
Me daba pena el pobre chaval y sus circunstancias personales. Ilusiones rotas tal vez…
Luego pensé que aún habiéndole comprado algo era una miseria que no iba a solucionarle la vida, como a mí tampoco el haber vendido en su día una antena de televisión.
Ahora según escribo esto creo que seguramente hasta le hice un favor. Lo mejor para el sería dedicarse a hacer otra cosa en la vida que no vender enciclopedias a domicilio.
Creo que es una forma de doble engaño. Engañan a la persona a la que llaman por teléfono, abusando de su beevolencia y luego engañan al pobre chaval, entrevistador, que en la entrevista de trabajo le dirán que van a ganar el oro del moro y que es fácil o por lo menos no difícil la venta a domicilio, creando unas espectativas falsas.
ResponderEliminarHola Katy:
ResponderEliminarEl mundo salvaje de las ventas que hemos creado genera este tipo de situacíones. No me cabe ninguna duda de que hiciste lo correcto. Lo mejor para esa persona es intentar cambiar de trabajo. Lo triste es que habrá mucha personas bienintencionadas que "caen en la trampa". Eso sí que es triste.
Un abrazo.
Hola hermana, tu mejor que nadie sabe lo mal que se pasa,siempre estás dudando. Pero con los años acbas viendo las cosas más claras. "Lo cortés no quita lo valiente" Lo del doble engaño es cierto, a mi no me engañaron esta vez pero lo pasé fatal.
ResponderEliminarUn doble kiss para ti :-)
Hola Javier buena definición lo del mundo salvaje de las ventas. Me has reconfortado con tus palabras de qwue he hecho bien. Que la benevolencia a veces hace más daño que bien.
ResponderEliminarUna reflexión posterior te aviva el recuedo de los refranes oídos a las abuelas. de "Por la caridad entra la peste"
Tampoco creo que sea así tan cruel, pero es cierto que no se dabe dare pez, sino como mucho si estás en condiciones la caña de pescar.
Un abrazo
Estoy de acuerdo con María y Javier. hicistes bien, no por nada en especial, sino porque no fueron de cara. El chaval, al final, seguramente será el peor parado.
ResponderEliminarBuena semana
Hola Katy!! Qué pesados que son!! No me gusta ser descortés pero empiezab prometiéndote y termminan queriendo vender. Le hiciste un favor. es verdad.
ResponderEliminarBesosssss
Hola Fernando las cosas son diferentes según el ángulo desde dónde se miren. Lo que si es cierto es que obré en consecuencia pero siempre dónde hay un ser humano queda la duda.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por pasarte
Hola Gabriela, ese es el problema y cuando viene de frente puedes eludir, pero cuando te están casi suplicando y mientiendo la verdad es que deja muy mal sabor de boca.
ResponderEliminarUn beso